miércoles, 23 de mayo de 2018

Los saltos de longitud




Damos y caballeras,
aquí está una persona que se equivoca día si y día... ¡que coño!, día también.
¡Hola!
Encantada.
Me apetece hablar de banalidades de la vida. De cosas mundanas.
Por ejemplo, una confesión:
SIEMPRE HE QUERIDO APRENDER A HACER EL PINO...
Os puede parecer una tontería, pero soy de esas pocas personas que en su colegio nunca supo hacer el pino.

También he querido siempre saltar con paracaídas. Me parece un claro sinónimo de la vida.
Coger carrerilla y dar el paso.
Casi que el primer paso siempre es un salto.
Es un susto, una inquietud y un "que sea lo que tenga que ser" dicho entre dientes.
Es una aventura.

Y para aventuras, las oscuras. Las que te cambian la vida.
Madre mía, no me esperaba estar aquí ni así hace menos de dos meses. No esperaba los giros que van y vienen. Y hay cosas de las que me río, otras que las recuerdo agridulces y otras amargas...

Los noes, los sies... Los alientos cálidos en las sienes. Los gallos desafinados con intención de rasgar la conciencia. Las caricias al alma. La soledad. El silencio. La inestabilidad. Andar sin rumbo y perdida. La estabilidad. Encontrar de repente calma. Abrir los ojos...

Todo se puede ir y volver. O todo puede ser distinto.
Reencuentros. Despedidas. Redespedidas.

Café y libros.
Cortes en los dedos de pasar las páginas. Suspirar al leer una frase que te hace reflexionar.
Reencontrarte. Rehacerte.
Volver a caerte. Volver a tener que construirte.
Desquiciarte.
Llorar y sonreir.
...

Sssssssssssssshhhhh

...

Confesión: siempre he querido aprender a hacer el pino.
Pero de alguna forma, aprendí a volar con saltos de longitud.

miércoles, 16 de mayo de 2018

El amor propio. Carta a TI




Algo verdaderamente me preocupa.
Estos días he hablado con muchísima gente... y qué poquitos eran capaces de respetarse a sí mismos.
¿Qué nos está pasando?

Decir: no soy nadie, no sirvo, no puedo... Y motivos por los cuales  no soy, no sirvo, no puedo...
No ser nada... Ni siquiera ser algo...
Es inconcebible.
La vida tiene muchas trabas para que uno mismo se ponga más barreras.

Hay cosas que no sabes hacer. Cosas que otros hacen mejor y otras en las que destacas. Definitivamente.

Por otro lado, no somos invisibles, aunque a veces lo creamos. Sí que podemos serlo para nosotros mismos, eso es bien distinto. Nuestros actos influyen en nuestro entorno. Cosas pequeñas o grandes que pueden hacer sonreír o alegrar el día a alguien. A veces sin que seas consciente.

Puedes compararte, pero mejor si lo haces contigo mismo. Con lo que quieres hacer, con lo que has hecho y con lo que puedes hacer.  Eres tu mejor recurso, pilar y herramienta. Hay mil cosas que otros habrán hecho y otras tantas que habrás hecho y que podrás hacer tú.

Poco a poco. Cada uno se construye... pero también te puedes destruir.
No está mal tocar fondo. Es cierto, no pasa nada.
A veces, tenemos algo interiormente que nos dice, sé que puedo... pero algo me arrastra abajo. Algo hace que me de igual todo. Hay un monstruo que estira de mi a la sombra. Que me dice que no salga. Que me dice que no hable. Que me dice que lo deje estar. Me dice muchas cosas... y ninguna buena.
Es una losa. ¿Y sabes qué pasa? Que llega a convertirse en zona segura.  Un malestar conocido. Algo a lo que te habitúas... que se le va dando poco a poco de comer y se queda. ¿Cómo no se va a quedar? Si tiene comida, casa y compañía.

Pero durante un instante, céntrate... Algo te dice que puedes. Puedes. No es esperanza. Ese eres tú. Tu parte luchadora. Es esa parte maravillosa de ti al pie del cañón.

Y oye... a esta también hay que darle de comer. Y mimarla. ¿Cómo?
Parece difícil y suele serlo al principio. ¿Recuerdas cuando hacías cosas que te gustaban? ¿Cuando te alegrabas por hacer algo? ¿O estar con ciertas personas? O... No sé, cada uno es un mundo (AFORTUNADAMENTE!!!!!!!!!!!!) Pues ese tú, quiere volver a recuperarlo poco a poco.

Evidentemente, el pegajoso de antes, no querrá que lo hagas porque se queda solo. Pero bueno... Ya lleva tiempo ahí, ¿no? Parece que te toca estar contigo un poco.

Es curioso, porque sin darte cuenta, te volverás a ver. Y, ¡ey!... ¡Qué fuerte eres!


lunes, 14 de mayo de 2018

El silencio de los corderos



Hasta aquí ha llegado todo.
Hasta el silencio. Hasta estar en la habitación reencontrándome con viejos amigos.
Seis cuerdas,  canciones melalcoholicas... Y los ojos humedecidos.
No hay ganas de continuar fingiendo.

No sé porqué pero estoy destrozada 
pero podría quedarme tumbada en el suelo... horas... podría mecerme y buscar consuelo y sólo encontraría vacío. Fragmentos. Nada. Nada de nada.

Me hierve la sangre si pienso que esto es el jamás.
Tengo mi corazón expuesto, dispuesto a hacerse la disección final.
Y sin reparos, 
grito... lloro... escupo cada estúpido pensamiento de esperanza de mi cabeza.
Porque... ¿Para qué?

No hay peor herida que la de haber herido. No hay peor herida que la de haber querido.
No hay peor herida que querer arrancar los segundos de tu cabeza. La de sentirse engañado. La de haber engañado.

¿Qué tipo de broma es esta?

Sea como sea... produzco odio y asco.
¡Dios! ¿En serio? ¿Cómo se puede llegar a esto?
Todo era etéreo. Sólo era una mano en este juego.
¿Por qué ahora esto?
Me expuse, diseccioné mi alma.
Y ahora... ¿qué? ¿Asco?
...
...
...
Silencio
...
...
Maldito silencio cobarde
...
Silencio
...
123
123
123
123
...
...
...
No hay vals. No hay máscaras. No hay engaños.
Malentendidos... Seguro
Pero... fíjate, está grillada. Pillada. Destripando el fondo de tu alma.

Anulados.
y... ¿qué más? ¿Qué más puedo hacer?

Hay una invitación en la mesa. 
Por favor... que no sea cierto el jamás.
Que no haya un jamás.


miércoles, 9 de mayo de 2018

Los poetas muertos



Hola,
Tal vez hoy filosofe sobre el mundo... La vida... Esencia...
Esos rollos de los que solemos hablar y hacer creer que estamos llegando a su conocimiento
...
...
JA!
...
...
JA!
¿Sabéis ese momento en el que buscas tu camino? 
Claro que lo sabéis... Nos pasamos media vida diciendo que no lo encontramos. Que estamos perdidos mientras vemos a unos infelices por el rabillo del ojo y decimos "¡Qué envidia suerte! Ojalá lo viera igual de claro..."
Y yo me pregunto... ¿Ver? ¿Qué espero ver?
Seguro que a medida que ande no van a aparecer baldosas amarillas.
Y no tendré unas botas rojas.
Pero ahora en serio... ¿Qué hay que ver?

Mirad, esto es todo muy poético y todxs (me incluyo) hablamos de lo que deberíamos hacer. Damos discursos de desamor. De injusticia. De la búsqueda de la felicidad... Y nos regocijamos hablando de nuestras experiencias que esperemos puedan serle a alguien útil. Peeeeeeeeeeero... el problema siempre parece ser que no vemos las cosas porque no sabemos qué es lo que tenemos que ver. Aprender a encontrar requiere aprender a saber qué es lo que busco. Tener mil sentidos abiertos, preguntarse y... Saber ver. Saber fijarse.

No es fácil. 
...
Nada que vale la pena lo es... ¿verdad?

Por eso admiro a los artistas... Van más allá. Piensan en algo que los demás no perciben. Lo transforman en arte... Y de pronto te sientes sobrecogidx: te ves ahí. Reflejadx en algo. Algo no has creado. Como si alguien te hubiese mirado y creara magia con lo que vives. Con lo que sientes.

Los ves... sentados tocando, escribiendo... Ahí cantando. Pintando, fotografiando.. Actuando... Y en esos instantes, se para el tiempo. Te contagias de su clima. De su ambiente. Notas que algo te acaricia. Te hipnotizas. Luego puede que ya nunca recuerdes su nombre. Que nunca más sepas de él/ella ni de su trayectoria pero, durante unos momentos, fuiste parte de su obra. Formaste parte de su mente... Viviste al artista. Al que se desnudó con su arte. Viste más allá de lo que ven los ojos. 

Eso no se olvida.
No olvidas la libertad. 
No olvidas las vendas quitadas en los ojos.
Los sentimientos a flor de piel.

Son poetas perdidos en el mundo.
Son poetas muertos y olvidados.
pero....


Seguirán siempre creando magia

lunes, 7 de mayo de 2018

Fuego. Capítulo 2



El mundo puede arder.
Pero aquí estamos. Entre cuatro paredes.
Piel con piel. 
Un juego viciado. Una perversión.
Se dice que nunca puedes elegir de quién te enamoras. 
Y yo... yo no quiero volver a hacerlo.
Prefiero divagar. Prefiero deambular. Prefiero vivir mi vida gamberra y solitaria que llevé en "aquellos años mozos".
La velocidad... ¿De qué podría servir?
A veces correr te hace volver 50 casillas atrás. Y jode. Me cago en to', jode mucho.

El mundo puede arder.
Estamos AQUÍ. Sin importar donde.
Latido con latido.
El juego sigue igual de viciado y tus mano tocan mi cuello.
El amor es caprichoso.
Y tu te enamoraste hasta los huesos.
Está integrado en tu alma. En tu voluntad.
¿Qué puedo hacer? 
Esta noche puedo abrazarte como nadie. Susurrarte. Arrancarte gemidos del interior de tu ser.
No hay prisas.
Sólo déjate llevar.
Sólo muerde. Sólo besa. Sólo ten eso.
No hay lindezas.
No hay.
Creo

¿Te impongo?
Y dejas de querer mis labios.
El mundo arde.
El juego... perdido.
Sin poder tocarte. Sin poder mirarte. Sin poder olerte. Sin sin sin sin sin sin...
El tiempo ha pasado. 
Ha elegido.
¿Qué ha elegido?


domingo, 6 de mayo de 2018

Fuego. Capítulo 1



-Vamos a jugar a un juego
-Dime
-Yo te besaré. Te manejaré con mis manos. Te pondré la carne de gallina y nos derretiremos hasta ser uno.
-¿Y luego?
-Luego nada. Será todo intenso. Será todo. Todo esta noche. Pero sólo esta noche.
-¿Quién gana?
-Ambos... O ninguno... O tú... O yo... 
-...
-Puedes elegir quién. No cómo. No cuándo. Solo yo puedo decidir eso. Yo mando.
-¿Y crees no pediré condiciones? 
-...
      -No quiero un que me beses. Quiero manejarte con mis manos también. Te pondré la piel de gallina... Lo de derretirnos... Eso habrá que verlo.
-¿Y quién gana?
-Sin duda: ambos. 
-Esto no es un juego
-¡Oh! Desde luego lo es. Tu has empezado.
-¿Qué juego?
-Pues... ya iremos viendo

miércoles, 2 de mayo de 2018

Fuego. Preludio: Mordisco


"En la vida hay que poner la mano en el fuego... y quemarse"

-Puedes morder, ¿eh?
Y lo habría hecho. Más a menudo. A veces más fuerte y otras, más suave. Más despacito y delicado. Como quien desea paladear cada matiz de sabor de ti. Puse la mano en el fuego.

No es ponerme mística (ni seria). Ni marciana o lunática. Verdaderamente ha sido un error y cada día, en mi cabeza ronda de alguna forma. ¿Por qué decidí meter la mano en el fuego?

Tengo flashes de momentos. De ese tacto cálido y suave. De ese olor a tu cuerpo. Hay días que recuerdo como las constelaciones de mi piel. Y no puedo evitar sentir encojerme por dentro. Cerrar los ojos y suspirar.

Movimientos gatunos. Miradas furtivas. Silencios. Y de nuevo ese temblor que recorría mi alma de abajo arriba y viceversa.  Las mejillas encendidas, como manzanas. Pero, como todo en esta vida... ¿qué se puede esperar? ¿hasta que punto se puede buscar?

Podría haber mordido. Y lo hice, una manzana. Y ahora vagaré por el infierno. Definitivamente, hay que saberse quemar.

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Y sin duda, volvería a poner la mano.