Como una sutura que remienda los descosidos, producidos por cada filo del camino. Esos que duelen y te incitan a perjurar blasfemias por estar tremendamente sobrecogidx.
Pero aisss... hermoso y silencioso tiempo. Que tiene y da alas.
Y las alas liberan
Y cada vez se hacen más grandes
Y cada vez, más fuertes
Y cada vez, más lustrosas
Recoge esa lengua viperina, preparada para espetar cualquier injuria. Y lo convierte en serenidad.
Te deja suave, mecido. Priorizador, tolerante y espabilado. Lúcido y libre.
Los juicios recibidos, los lastres y losas que cargas. Que pesan y resuenan firmes en tu conciencia se difuminan. Te recuerda que errar es humano, que nunca hay un final pero si muchos principios. Te dice que de todo lo malo, y de cada uno que te haya juzgado no hay mas que la sentencia a una nueva vida.